domingo, 18 de noviembre de 2018

Problematica Informativa del Tercer Mundo

PROBLEMÁTICA INFORMATIVA DEL TERCER MUNDO

La comunicación y la información no pueden desligarse del contexto político, económico, cultural y social.
En muchos casos es noticia aquello que se decide en algún sitio y viaja por los canales de los medios hasta los confines de la redes de acceso humano, a la cual se le aplican filtros y amplificadores selectivos según convenga dependiendo de intereses económicos y políticos.

Una buena parte del llamado tercer mundo no tiene posibilidad de usar el teléfono, la luz eléctrica o la tecnología cibernética. EE UU por ejemplo, con un 70% de los centros de información, tiene un 59,5 % de teléfonos; un 79% de televisores y un 29,7% de hardware y software; sin embargo, Singapur cuenta con un 47,3%, un 38% y un 15,3% en ese orden. Mientras que América Latina, Africa, Asia y el Pacífico no poseen más de un 8,1% de servidores concentrados en esas zonas del planeta, Europa y EE UU detentan un 91,9% de los mismos. La totalidad de las grandes redes de telecomunicaciones como Global One, Unisource, Cable&Wireless y Concert, está dirigida desde países centrales. Ante estos datos puede cuestionarse la relación entre libertad informativa y democratización, dado que recibir información no implica, necesariamente, mayor libertad de elección, especialmente en las sociedades periféricas

La forma en que los conflictos aparecen en los medios de comunicación tienen condicionantes importantes debidos a la profesionalidad de los datos, la inaccesibilidad, en ocaciones, de las fuentes de información, la distancia o la carencia de contacto con los protagonistas, las dificultades diplomáticas, de censura y logística del viaje o el riesgo personal.


Aunque muchos países del tercer mundo han conseguido su independencia política, y están luchando para lograr su independencia económica están todavía muy lejos de conseguir su independencia informativa y cultural, debido a ciertos conflictos relacionados con que los flujos de información y comunicación emanan de los centros de poder de los países desarrollados.

Esto crea en los países periféricos dependencias en los modelos, objetivos, valores y patrones culturales (entre ellos los científicos) así como deformaciones y hasta desprecio de las propias capacidades y realizaciones en todos los campos

Así, los puntos de vista, opiniones e intenciones de los países periféricos no tienen la oportunidad de llegar, o de llegar sin distorsiones, a los países centrales. Igualmente grave es que la opinión pública de los países del Tercer Mundo sólo recibe la información filtrada a través de las agencias y portavoces oficiales de los países del Primer Mundo; apenas se da información sobre los otros países en vías de desarrollo y la que se suministra tiene un formato, nivel y atributos en muchos casos peyorativo o minimizador de sus realidades. Esta asimetría en los flujos de información y de comunicación tiende a mantener indefinidamente los estereotipos y los prejuicios


El desarrollo tecnológico en los países industrializados ha agudizado el desequilibrio y la desigualdad de recursos en los países del Tercer Mundo, afectando sus posibilidades de avance. Las nuevas tecnologías, monopolizadas desde el diseño a la comercialización por un minúsculo número de gigantescas corporaciones, han ahondado la brecha entre los que tienen acceso a la información y los que no disponen de recursos ni de oportunidad para acceder de modo suficiente o racional a las mismas.


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